domingo, 17 de agosto de 2014

Shadows (10). Jaque mate.

     "Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios".- Carlo Dossi.



     Mi padre decía que los locos son casi igual que nosotros, lo único que nos diferencia de ellos es que estos, escogen la demencia como medio para alejarse de todos los problemas del mundo y crear su propia autopía. Hoy en día, se sabe que no es así, que por culpa de diversas enfermedades mentales, hay personas que pierden la cordura. Pero aún así, mi padre tenía mucha razón, en un mundo de locura, la felicidad está al alcance de tu propia mano.
     Estoy delante de las puertas de Painhome, el mayor centro psiquiátrico de los Estados Unidos de América. Por seguna vez en dos días vengo, a ver al que posiblemente sea mi único amigo, el amigo más jodidamente loco que he tenido en mi vida.
     La noche era oscura, el frío viento helado me cortaba la cara como si de un afilado visturí se tratase. Iba a empezar a nevar, lo presentía. A tan sólo un día para Noche Vieja, y a dos para Año Nuevo, yo me encontraba en este lugar, en uno de los lugares más inóspitos del planeta, y todo, para ver a un maldito demente que me llamaba amigo.
     Volví a recorrer los pasillos de aquel lugar. Los pacientes a diferencia del día anterior, se mantenían callados. Era algo que no me gustaba, preferiría escuchar todas las voces y los gritos que daban, que andar por aquel lugar con ese escalofriante silencio.
     Llegué a la última planta, a la planta donde se encontraba Jason.
     - Pase detective Dellman. Jason está impaciente por verle.- Me dijo el que parecía ser el encargado de aquel ala del centro.
     Entré raudo a la habitación de Jason. Me transmitía más seguridad estar con él allí dentro que permanecer un segundo más en aquellos pasillos en los que sólo se escuchaba la respiración de los guardias que ocultaban sus caras bajo los pasamontañas, otros, portaban  máscaras de gas, como las que utilizaban en la Primera Guerra Mundial, pero mucho más modernas.
     - Por Dios John, llevo esperándole un buen rato. ¿Dónde está la puntualidad inglesa de sus antepasados?
     - Buenas noches Jason. No he podido venir antes, lo siento.- Le respondí friamente.
     - Bah, no importa. Lo que sí importa es que estás aquí viejo amigo.- Me dijo sonriente.
     La verdad es que no me sentí muy cómodo con aquella frase, yo sabía que él era la única persona que me quedaba, pero no me gustaba recordarlo. Ser consciente de que aquella situación era totalmente real, hacía que cuestionara mi forma de ser, mi yo.
     - Bueno John, ¿qué tal el día?
     - Nada del otro mundo Jason. Han matado a un antiguo amigo mío, lo han matado a sangre fría y creo que el asesino es el hombre que llevo persiguiendo bastantes semanas.
     - Ohhh, muy interesante. Tu amigo asesinado por el mismo tío que persigues.
     - Viene a por mí Jason. Me está buscando, está jugando conmigo.
     - Pues claro que sí John, yo también lo haría. Está jugando contigo, y cuando se canse, acabará contigo y ni te darás cuenta.
     - Yo no tengo nada que perder Jason. Lo que realmente me preocupa es mi familia. Si ese cabrón sabe quien soy, sabrá de mi familia y si va a por Linda y a por Frank, no podré ni protejerlos.
     - Pues tendrás que encontrarlo antes de que él te cace.- Jason me advertía bien. Y tenía que escucharle, porque si no lo hacía acabaría mal. Ese tío sabía lo que decía, era un maldito loco y me advertía de lo que haría él.
     - Creo que me estoy volviendo loco Jason. Apenas consigo dormir, no puedo dejar de pensar en todos esos asesinatos y en Linda y el niño. Voy a acabar mal Jason.
     - Tranquilo John. La locura pertece al hombre, está adherida a nosotros. Sólo tenemos que tocarle el hombro y despertarla.- Las palabras de Jason me calaron. Me impactaron hasta un punto que no supe si realmente yo era el loco y él era el que realmente estaba cuerdo. Mi locura ya había despertado.
     - ¿Qué debo hacer?- Era irónico que al hombre que había atrapado años atrás le preguntara qué hacer.
     - Esperar John. Nuestro destino está escrito, tu sólo debes elegir el camino hasta ese final.- ¿Y si Jason no estaba tan loco cómo creía? ¿Y si realmente era más humano que yo? Nunca lo sabría, pero aquel hombre que siempre había pensado que era un psicópata y un demente, realmente era el hombre más humano que había en aquel lugar.
     - Muchas gracias Jason.- Aún me quedaban unos minutos de visita, pero no necesitaba nada más. Jason me había abierto los ojos. No sé cómo lo había conseguido, pero lo hizo. Jason fue capaz de encenderme una pequeña mecha en mi cabeza, que pronto haría que todo saltara por lo aires, haciendo que la verdad saliera a la luz.
     - Hoy no te pediré que te quedes John.
     - Está bien. Nos vemos pronto amigo.
     - Buen viaje John.
     Era la primera vez que veía a Jason comportándose así. Ayer era un completo loco y hoy me hablaba con completa sinceridad, con una cordura digna del mayor caballero que se pudiese encontrar. Quizás Jason no estaba loco. Nuncá lo sabré. De una vez por todas, reconocí que era mi amigo.
     Salí lentamente de allí, cuando pisé el patio del centro, ya estaba nevando. La nieve cubría parte del lugar. Los árboles estaban secos, como si el invierno les hubiera chupado el alma. Entonces miré al cielo. Era la noche más oscura que mis ojos habían contemplado, la Luna apenas se veía.
     Caminé despacio hacia el coche, sin recordar que la puerta del conductor no abría, la forcejeé.
     - Mierda.- Me dije.
     Fui hacia la puerta del copiloto y desde allí alcancé mi asiento. El coche estaba helado y para colmo la calefacción no funcionaba, así que me abroché hasta arriba mi chaqueta y con esfuerzo arranqué el trozo de chatarra con ruedas al que llamaba coche.
     Llegué a casa bastante tarde, ya que por el camino paré a comprar cigarrillos y a cenar algo.
     El edificio estaba totalmente en silencio, como si yo solo viviera allí. Subí hasta mi piso, abrí la puerta y encendí la luz. En la puerta, justo detrás de la puerta había una carta y estaba a mi nombre.
   
     "Querido Sr.Dellman, le mando esta carta porquelas relaciones entre usted y yo no han sido las mejores. Jugar al ratón y al gato con usted ha sido muy divertido, pero ha llegado la hora de que yo tome parte en el acto.
     Su amigo Jason le ha dejado las cosas bastante claras y yo se las dejaré aún más. Yo no soy ningún loco Johnny, te darás cuenta de que el único loco que hay aquí eres tú. 
               Yo ya he movido mi pieza, estás en jaque amigo, es tu turno. Ahora, empieza el juego.

               PD: Linda y el pequeño Frank no se alegraron de verme."


     No podía creerlo. Corrí como nunca lo había hecho en mi vida. Tiré tan fuerte de la puerta del conductor que conseguí abrirla.
     Conducía veloz hacia lo que un día fue mi casa. No me importaba la orden de alejamiento, ni los cargos que fueron presentados contra mí. Sólo me importaba ella y mi hijo.
      Dejé el coche lo más rápido que pude y me dispuse a abrir la puerta, pero estaba cerrada. La abrí de una patada y corrí hacia el salón lo más rápido que pude, pasé como un disparo por el mismo corredor donde casi mato a Linda y al llegar al salón y encender la luz me di cuenta de que era demasiado tarde.
     Allí estaba la única mujer a la que he amado. Allí estaba muerta, con varias puñaladas en el pecho y el cuchillo a su lado. Mi hijo estaba allí, mirándome, sin decir nada. No lloraba, sólo se limitaba a mirarme fijamente mientras yo me derrumbaba en el suelo, llorando sobre el cadáver de Linda, con el cuchillo que la había matado sobre mis manos.
     La policía llegó al momento, un equipo de SWAT me apuntaba con todo el arsenal que tenían.
     - Mierda, hemos llegado tarde.- Decía uno de ellos por la radio.
     Yo me limité a soltar el cuchillo mientras lloraba y corrí hacia la puerta trasera. Salté a la casa del vecino mientras los SWAT iban en mi búsqueda.
     -¡Vamos, vamos, vamos!- Gritaban detrás mía. Ese cabrón había conseguido hundir mi vida por completo, había conseguido que dejara mis huellas en el cuchillo, que yo fuera el que rompiera la puerta y que me llenara de sangre de Linda. Nadie me creería, todo encajaba a la perfección. John Dellman acababa de matar a su exmujer delante de su hijo, era perfecto. Como me dijo, estaba en jaque.
     Después de correr unos minutos conseguí despistar a la brigada que iba en mi busca, mientras otra patrulla en helicóptero, peinaba el vecindario en mi búsqueda.
     Me alejé todo lo que pude, y entonces recordé que el coche estaba en la puerta de la casa y de que no podía volver a por él. Tampoco era seguro ir hacia mi apartamento, por lo que me escondí en una vieja fábrica que se encontraba a las afueras de la ciudad.
     Me senté en el suelo, contemplando mis manos llenas de la sangre, sangre de Linda. Sin saber como había ocurrido todo, como me había convertido en el asesino de mi mujer, rompí de nuevo a llorar. No podía creer que  pasaba, estaba acorralado y no tenía escapatoría. Tarde o temprano me atraparían, había movido mi pieza, y la había movido mal. La partida estaba perdida, ya sólo estaba esperando al movimiento final. Al jaque mate.

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